Gestión de procesos productivos

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Durante décadas, muchas de las mejores empresas del mundo han utilizado sus sistemas de producción como fuente de ventaja competitiva sostenible (véase el apartado “¿Qué es un sistema de producción?”). Pero un sistema de este tipo no se limita a hacer las cosas bien, con procesos de fabricación rápidos y eficientes y una calidad alta y constante. Lo que diferencia a organizaciones de referencia como Danaher o Toyota es su capacidad para mejorar continuamente esas operaciones, a un ritmo que sus competidores se esfuerzan por igualar.

¿Qué es un sistema de producción?

Los sistemas de producción sólidos tienen también otras poderosas ventajas. Proporcionan a las empresas una imagen clara y precisa de su propio rendimiento, permitiendo, por ejemplo, la comparación directa entre plantas y fomentando la competencia interna. Proporcionan una cultura, un vocabulario y un conjunto de herramientas comunes que facilitan la puesta en común de las mejores prácticas y minimizan la confusión y los malentendidos. Y al desarrollar las habilidades del personal existente y crear un entorno atractivo para las nuevas contrataciones con talento, ayudan a las personas a contribuir al máximo de su capacidad.

Los mejores sistemas de producción son sencillos y estructurados, y se construyen en torno a los puntos fuertes y los retos específicos de una empresa. Esto requiere un buen conocimiento de sí mismo. Una empresa no sólo debe entender lo que quiere conseguir, sino también identificar los métodos, recursos y capacidades que necesitará para conseguirlo. En última instancia, un buen sistema de producción es un enfoque de gestión único y a medida, difícil de copiar por los competidores.

Hoy en día, incluso las empresas de mayor rendimiento pueden mejorar aún más su desempeño. Esa oportunidad impulsada por la tecnología proviene de los datos, concretamente de los enormes volúmenes de datos sobre los procesos y el rendimiento generados por las nuevas generaciones de dispositivos conectados a la red: el Internet de las cosas (IoT). Para aprovechar la oportunidad, las empresas deben revisar y reevaluar muchos de los procesos y principios que tanto éxito les han dado en el pasado.

Cuatro dimensiones del impacto del IoT
La llegada de las tecnologías del IoT -y el paso más general a las herramientas digitales que apoyan las operaciones, la comunicación, el análisis y la toma de decisiones en cada parte de la organización moderna- no cambiará el propósito fundamental de los sistemas de producción. Sin embargo, transformará la forma en que se construyen y ejecutan, ofreciendo mejoras en cuatro dimensiones principales:

• conectividad
• velocidad
• accesibilidad
• “anclaje

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